Padre Claudio Díaz Jr.

El amor, en esta Pascua y siempre

marzo 31, 2025

¿Qué significa amar? Hay varias definiciones y varios niveles del amor. Podemos encontrar muchos ejemplos en nuestras vidas de lo que significa verdaderamente amor. Vemos el amor en los esposos que se tratan con dignidad, con cariño, complaciéndose y protegiéndose mutuamente. Él le trae flores sin ninguna razón en particular y ella le prepara su café o plato preferido sin haber una ocasión especial.  Vemos el amor en el padre que trabaja arduamente para darles una calidad mejor de vida a sus hijos, quizás con dos trabajos, y aun así saca energía de donde no la tiene para llevarlos al juego de pelota. Lo vemos en el vecino que se traduce en camaradería, respeto y cortesías. Cuidan la casa cuando uno se va de vacaciones o limpian la nieve de toda la acera, incluyendo la de tu casa. También lo vemos en la devoción hacia la Virgen santísima en cualquiera de sus manifestaciones y lo vemos en al amor del pueblo hacia sus sacerdotes.

Pero, ¿qué significa amar a Dios? Primeramente amar a Dios implica amarle por encima de todas las cosas. Segundo, significa guardar sus días sagrados, particularmente el domingo. Esto también incluye el no mentir, el no robar, el no matar; en fin, el cumplir con sus mandamientos. Al hacer esto reconocemos que somos su creación y que dependemos de su misericordia. En consecuencia, respetamos la vida humana; nuestra propia vida y al del prójimo. Esto nos hace libres… Libres para amar y optar por las cosas de nuestro Padre Dios. Nos libera del pecado y de la muerte, convirtiéndonos en agentes para construir la civilización de amor aquí en la tierra.

Constantemente, en las escrituras del Nuevo Testamento se nos invita, pide y exhorta al amor. Las palabras de Jesús sobre este asunto son claras, directas y son simplemente un mandato; “Amar a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo”. Si somos hijos e hijas de la luz debemos ser reflejos de esa luz y de ese amor que vienen de Cristo.

¿Cómo podemos llevar a cabo esto, especialmente cuando hay quien no ame o no sepa amar? La respuesta es simple. No podemos controlar a los demás, pero si podemos hacernos responsable de nuestras acciones. ¿Cómo? Con caridad… Caridad significa ponerse uno mismo en el lugar de la otra persona y tratarla como nos gustaría que nos tratasen. En este sentido, tener caridad, o sea amar, conlleva una acción. Te mueve a hacer el bien por los demás sin mirar a quien; amigos, enemigos, conocidos y desconocidos. Requiere de un movimiento y manifestación visibles. De nada me vale decir “te amo” y nunca demostrarlo. Eso sería una gran contradicción…  Como dice el refrán, “de los labios para afuera”. Con los labios solamente es fácil e insuficiente. En el momento de la necesidad, si no respondemos, entonces no hay amor. Nos convertimos bajo estas circunstancias en contradicciones andantes. Dios no quiere contradicciones. Dios nos llama a ser consistentes con nuestra palabra y obras. ¡Dios nos llama a amar! Es el amor lo que llevó a la madres Santa Teresa de Calcuta a levanta y limpiar a indigentes abandonados en las calles. Fue el amor lo que llevó a Monseñor Romero a darle voz a los oprimidos y a señalar la injustica de su país. Fue el amor lo que llevó a Jesús a la cruz.

Hermanas y hermanos de Chicago, en esta Pascua y siempre, nunca se cansen de amar. Oremos para que Dios nos provea de esa capacidad, don y generosidad, siguiendo su mandamiento de caridad y de amor. Es  el amor el vehículo que nos hará libres, nos dará la paz, nos hará santos y nos llevará a Dios.   

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