Cardenal Blase J. Cupich

El significado de “hoy”

marzo 13, 2025

El cardenal Cupich pronunció la siguiente homilía en la Catedral del Santo Nombre durante la misa de ordenación episcopal del 26 de febrero, donde cinco obispos auxiliares fueron consagrados para la Arquidiócesis de Chicago.

 

Mis Hermanos: Tim, Larry, Chema, Robert y John, en nombre de esta iglesia, la Arquidiócesis de Chicago, les agradezco por decir “sí” al llamado a servir como obispos. Tengan confianza en nuestras oraciones para que el buen Señor bendiga su generosidad con un ministerio fructífero en los años venideros.

Al comenzar su servicio episcopal para la iglesia, la palabra de Dios ofrece una visión convincente para el nuevo ministerio que están asumiendo, al conectarlos con el momento en que Jesús lanzó su ministerio público. Es una visión que Jesús expresa mediante su primera palabra registrada en el Evangelio de Lucas. Esa palabra es ‘hoy”. Es una palabra que se encuentra repetidamente en Lucas para transmitir la importancia de prestar atención a la salvación de Dios desarrollándose en el momento presente.

“Hoy les ha nacido un Salvador”, los ángeles anuncian a los pastores. “Hoy tengo que alojarme en tu casa”, Jesús le dice a Zaqueo. “Hoy estarás conmigo en el Paraíso”, le asegura al ladrón en la cruz a su lado, y en el Evangelio recién proclamado: “Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír”.

“Hoy” transmite el significado pleno de la Encarnación y la Resurrección, de que Jesús no solo vivió y resucitó de entre los muertos hace 2000 años, sino que hoy siempre está ejerciendo su ministerio sacerdotal, como nos recuerda el Concilio Vaticano II. Esa creencia central de la presencia permanente de Cristo, estoy convencido, fundamenta el ministerio del Santo Padre.

Hace algunos años, alguien me preguntó: “¿Qué es lo que mueve al papa Francisco?” Simplemente respondí: “Verás, el papa tiene una experiencia palpable de la presencia de Cristo que actúa en el mundo hoy, y dirige toda su atención hacia donde el resucitado nos está guiando en este momento”.

Esa cercanía al Señor resucitado, que está presente y activo hoy, también debe ser su Estrella del Norte. Sostendrá su esperanza frente a los desafíos y reveses. También los ayudará a invitar a los fieles en este año jubilar a ser “Peregrinos de la Esperanza”, lo cual es tan necesario en un momento en el que algunos se sienten tentados a perder la esperanza y muchos otros tratan de escapar de lidiar con las exigencias del momento presente, ya sea participando en una fantasía nostálgica de revivir una época dorada de los días pasados o soñando con un alegre optimismo con mejores días por venir.

Ciertamente hay una diferencia entre esperanza y optimismo. El optimismo se trata del mañana, soñar, sin ataduras con la realidad, que las cosas serán mejores mañana. Pero la esperanza se trata de hoy, porque es allí donde Cristo está presente y obrando. Esta es la esperanza de los niños, y el por qué Jesús instó a sus discípulos a ser como niños pequeños (Mt 18:3). Todo en sus jóvenes vidas es nuevo, dándoles una sensación de asombro. Que una sensación de asombro y admiración por lo que Cristo está haciendo los sostenga en su ministerio.

Como la Estrella del Norte para la visión de su ministerio, “hoy” también los mantendrá alegres y no temerosos, mientras confían que Cristo siempre está haciendo algo nuevo, como nos ha recordado el papa Francisco repetidamente. Será la alegría que los liberará para escuchar atentamente las voces de los bautizados, reconociendo con respeto y reverencia que el Espíritu de Cristo que recibieron habla a través de ellos, para que todos emprendan el camino adelante siendo corresponsables como Iglesia sinodal.

Al caminar juntos con esta Iglesia sinodal, valoren su papel en fomentar la unidad del pueblo de Dios, una gran tarea y responsabilidad de todo el ministerio episcopal y especialmente en un momento de triste y frecuente división y polarización. Su “hoy”, entonces, siempre debe estar arraigado en el hoy de Jesús cuando se levantó para leer al profeta Isaías en su sinagoga de origen. Él proclamó el cumplimiento no de nuestros planes sino de todo lo que Dios siempre ha querido para el pueblo. El plan de Dios nunca ha sido hacer a los ricos más ricos, empoderar aún más a los poderosos o dar a quienes tienen influencia más poder.

Y así, su ministerio debe estar decidido a formar a todos aquellos que se llaman cristianos para que asuman la misión de Cristo de llevar la buena nueva a los pobres, y proclamar la libertad a los cautivos, y un año de gracia para los oprimidos; siempre instando a los fieles a estar vigilantes para que el Evangelio no se vea comprometido o reemplazado por la búsqueda de ganancias terrenales.

Esta simple palabra: “hoy”, tiene un poder tan grande, cuando es el hoy de Jesús, quien siempre está ejerciendo su ministerio sacerdotal, siempre haciendo algo nuevo y siempre está llevando a cabo el plan de salvación que Dios ha diseñado desde el principio.

En la Eucaristía que estamos por celebrar, nos unimos todos al amor abnegado de Jesús, nuestro sacerdote. Al hacerlo, oramos hoy para que aquellos bendecidos por su servicio, y que se reúnen con ustedes para celebrar tanto la palabra como el sacramento, reconozcan su ministerio como el propio del Señor, dejándolos animados de que están presenciando el cumplimiento de las promesas de Dios ante sus oídos.

 

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